


27 d’abril de 2011 15:41
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A los blogeros se nos está escapando esto de las manos y una denuncia al cuerpo de la guardia civil de delitos telematicos no iria mal, solo ha faltado que el energúmeno en cuestion hubiese especificado hacia quien iban las amenazas de muerte y fijo que tenemos lío, no se italiano pero a mi me parece entender esto:
EL RESULTADO DE TODO ESTE HECHO SERA ESCALOFRIANTE Y MONSTRUOSO. NUESTRAS CONSIGNAS SON CLARAS Y ESPECIFICAS: MUERTE RAPIDA A LOS IMPOSTORES DE LA VILLA DE MONT-ROIG DEL CAMP.
GUARDIA CIVIL DELITOS TELEMATICOS:
Vivía en Miramar un joven de poco más de veinte años de figura esbelta, cabello moreno, piel tostada y ojos negros. Se llamaba Jaume Fontcuberta y había quedado recientemente huérfano de padre y madre. Como única familia le había quedado su hermano pequeño, de seis años, Josepet. De familia humilde pero muy querida por sus vecinos, el joven había trabajado desde los catorce años como campesino en las tierras del Señorío del Arzobispo de Tarragona, en fincas cercanas a la población de Reus. Pasaba largas temporadas alojado en una masía que se encontraba en las propias tierras de labranza, y regresaba a su casa siempre que tenía ocasión para ver a su familia. Con la muerte de sus padres Jaume se había visto obligado a dejar las labores del campo y volver a Miramar para hacerse cargo de su hermano.
Como bien hemos explicado, los vecinos de Miramar tenían en mucha estima a
Jaume pescaba lo que podía, y aceptaba todo tipo de pequeños trabajos que sus vecinos le encargaban a cambio de unas monedas. Josepet y él comían con lo que conseguía del mar, y ahorraba todo lo que podía para que el pequeño pudiera aprender a leer y labrarse un futuro mejor
del que él podría llegar a tener. No era un hombre culto, aunque sí listo, autodidacta e interesado en aprender y saber de todo cuanto pudiera. Leía a duras penas gracias a su propio empeño, pero sabía que no podría saciar su hambre de cultura y ciencia. Su obsesión era su hermano, vivía y se desvivía por él y para él: representaba todas las oportunidades que hubiera querido para sí mismo y a las que había tenido que renunciar.
(fotograma el camarote de los hermanos marx)
MUNICIPALES 2011 - LISTA ELECTORAL DE ACORD MUNICIPAL ESQUERRA EN EL MUNICIPIO DE MONT-ROIG DEL CAMP.
Alrededor del año 1.500, en pleno siglo XVI, cuando la historia cuenta que comenzó la Edad de Oro de la Piratería, gobernaron nuestros mares temibles corsarios como Arudj Barbarroja. Su nombre describía a su singular barba rojiza. Nacido en Berbería, región ubicada en el norte de África, e hijo de un alfarero empezó su historia de amor con la navegación como timonel en un humilde barco de mercancías. Con los años consiguió ser el almirante de su propio navío y dedicarse a la piratería, convirtiéndose en el corsario más temido de aquellos tiempos. Se estableció en Túnez, donde habitaba con su hermano, Jeireddin, que siguió sus pasos y superó al maestro, aunque no lo hiciera en fama.
El pirata Jeireddin dedicó una buena parte de su vida a perpetrar saqueos y abordajes, a protagonizar episodios de la más temible de las piraterías. Como solían hacer los piratas más poderosos, buscó un lugar de reposo en tierra y se estableció en Argel, Orán y Tánger, tres ciudades del norte de África, cercanas a su región de origen. Estos lugares le servían como puntos de partida en sus campañas piráticas. Fue en Orán donde conoció a
Jeireddin, además de poseer el carácter sanguinario de su hermano, tenía cierta sensibilidad cultural, e interés por las ciencias y la política, características que le sirvieron para conquistar a Fadhila. De ese amor prohibido nació una hija, de tez morena y cabellos rojizos, de una belleza singular y de nombre Âmar, Luna en su significado árabe. o Abenalsid, que moraba en Tánger. Abenalsid era un estudioso de las ciencias más avanzadas del mundo de aquel tiempo, heredadas de la virtud científica de
Poco tiempo después de nacer Âmar, fue descubierto el amor de Jeireddin y Fadhila por el padre de esta, nuevo Sultán de Orán, y ante la condena a muerte para ambos que dictaminó, huyeron a un destino desconocido y del que nunca regresaron, dejando en manos de su sabio hermano la crianza de la niña.
MIAMI POST, 193